Sobre la conversión de medidas y otros detallitos de adaptación.
Uno de los retos más comunes que enfrentamos al traducir de inglés a español es el de adaptar y convertir las medidas que se usan en los textos originales. Estas medidas pueden referirse a la distancia, el peso, el volumen, la temperatura, la velocidad, la superficie, el tiempo, etc. Cada una de estas magnitudes tiene una unidad de medida diferente en el sistema inglés y en el sistema métrico, que es el que se usa en la mayoría de los países de habla hispana.
El sistema inglés se basa en unidades como la pulgada, el pie, la yarda, la milla, la onza, la libra, el galón, el grado Fahrenheit, etc. El sistema métrico se basa en unidades como el milímetro, el centímetro, el metro, el kilómetro, el gramo, el kilogramo, el litro, el grado Celsius, etc. Además, el sistema métrico tiene prefijos que indican múltiplos o submúltiplos de las unidades básicas, como el kilo-, el mega-, el mili-, el micro-, etc.
Conversiones específicas en diferentes contextos:
Los primeros criterios van a ser establecidos por el cliente en cuestión, quien podría tener preferencias específicas sobre qué elementos convertir y cuáles no. Es posible que soliciten, por ejemplo, la conversión de todas las referencias monetarias a dólares estadounidenses.
La conversión matemática, es decir, el proceso utilizado para transformar de una unidad a otra, es bastante sencillo y hay numerosas páginas en línea, como esta, que nos facilitan hacerlo de manera inmediata.
Pero esta precisión en la conversión de medidas puede variar según el tipo de material audiovisual. En contextos técnicos, como materiales científicos, médicos o instructivos, la exactitud es crucial. Es muy interesante, por ejemplo, todo lo que se detalla en esta entrada sobre la traducción de recetarios de cocina del blog de Scheherezade Surià.
Sin embargo, en el doblaje de ficción, la necesidad de redondear cifras se vuelve evidente. Por ejemplo, si un personaje menciona que algo está a «unos 50 pies», en la traducción a español puede ser más apropiado decir «aproximadamente 15 metros» o a unos «15 metros», reconociendo la naturaleza estimada de la medida original. Lo mismo se aplica si el personaje hace una estimación sobre el peso o el volumen. Si dice, por ejemplo: «Allí había un recipiente de unos 5 galones» (suponiendo que se refiere a galones estadounidenses, cuya conversión resulta en 18.9 litros), sería prudente redondearlo no solo a 19 litros, sino posiblemente a 20 litros, considerando que, al tratarse de una estimación, lo más lógico sería redondear al número más grande. Naturalmente, todo esto dependerá del contexto y de la pertinencia de la información para el desarrollo de la trama. En un documental o cuando la precisión es crucial, la decisión puede ser diferente.
Diferencia entre "billones" en inglés y "mil millones" en español:
Un aspecto crucial en la adaptación numérica es la diferencia entre las escalas numéricas en inglés y español. Mientras que en inglés «billion» representa mil millones (1,000,000,000), en español «billón» se refiere a un millón de millones (1,000,000,000,000). Es importante tener esta distinción en cuenta al traducir textos que involucren grandes cantidades para evitar malentendidos y mantener la coherencia numérica. Por ejemplo, si en el texto original se menciona «5 billion dollars», la traducción correcta sería «5 mil millones de dólares» en español.
Para «docenas», los huevos.
En inglés, la expresión «dozen of» tiene el valor de abundancia y se traduce mejor al español como «bastante», «mucho», «un montón de», entre otras opciones, más que hacer una conversión numérica literal. Este concepto es especialmente relevante al enfrentarse a contextos donde la cantidad es más significativa que la precisión numérica. Por ejemplo, si en un texto original se menciona «a dozen of apples», en la traducción podría ser más apropiado decir «un montón de manzanas» en lugar de intentar convertir estrictamente a «una docena de manzanas».
Aunque, por otro lado, sí se venden por docenas productos como huevos, rosquillas, galletas, rosas, flores, bebidas enlatadas, pañuelos de papel, lápices, bolígrafos y hamburguesas, entre otros.
Uso de numerales fraccionarios y ordinales:
Hace poco estaba viendo uno de los estrenos recientes de Amazon, «A millones de kilómetros» (es pura casualidad que su título contenga una adaptación de medidas) y me topé con esto:
No es la primera vez que escucho esta expresión utilizada de esta forma en doblaje. La Fundéu advierte sobre la incorrecta utilización de numerales fraccionarios como ordinales. Frases como «Guadalajara logró su doceavo título con final polémico» son comunes, pero según el Diccionario panhispánico de dudas, esto no es apropiado. La gramática recomienda el uso de ordinales en lugar de fraccionarios, como en «Guadalajara logró su duodécimo título con final polémico».
Sin embargo, la Nueva gramática de la lengua española destaca que ciertos numerales ordinales sí pueden funcionar como fraccionarios: «Se quedó con la duodécima (o decimosegunda) parte del premio» o «Le perteneció la undécima (o decimoprimera) parte de las ganancias». Aunque es preferible emplear el fraccionario, como en «… la doceava parte del premio» y «… la onceava parte de las ganancias».
Límites:
En el contexto del doblaje, las limitaciones pueden surgir debido a la subordinación a la imagen. Es posible encontrarnos en la necesidad de incluir en los diálogos referencias sonoras a medidas convertidas, a pesar de que en pantalla se muestre algo que contradice el contenido hablado. Por ejemplo, podría darse el caso de un personaje que se sube a una balanza y el peso se muestra en pantalla, o alguien que acelera su vehículo (cuya velocidad está en millas por hora) mientras que en lo diálogos hacen referencia a esa velocidad en kilómetros por hora. Estas situaciones pueden generar incongruencias visuales y auditivas a las que deberemos prestar atención y resolver en la medida de nuestras posibilidades.
Aunque a veces no quede mucho por hacer. Vean sino este ejemplo:
Versión original:
Versión en español:
Versión imposible, pero divertida:
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NOTICIAS:
«The political history of dubbing in films»
Este artículo explora la fascinante historia del doblaje en el cine, centrándose en países europeos como Italia, España y Alemania. Desde sus inicios en la década de 1930, el doblaje se convirtió en una práctica común, influida no solo por la necesidad de traducción, sino también por motivos políticos y nacionalistas.
Destaca cómo el doblaje sirvió como una herramienta eficaz de censura durante regímenes totalitarios, permitiendo la manipulación de diálogos para adaptar películas a agendas políticas. Además, explora cómo el doblaje facilitó la coproducción cinematográfica, uniendo a países europeos contra la influencia de Hollywood.
Aunque el totalitarismo disminuyó, el doblaje persistió, generando debates políticos sobre lenguaje y cultura. El artículo ofrece una mirada reveladora a un aspecto aparentemente técnico del cine que ha tenido consecuencias políticas significativas. Una lectura que invita a reflexionar sobre la intersección entre el arte cinematográfico y la política. Texto en inglés. Enlace al artículo.
Desmitificando el doblaje con Inteligencia Artificial.
Papercup, la empresa que utiliza IA para realizar doblajes de manera automática sobre la que ya he hablado un poco, publicó este -por lo menos- polémico artículo con algunas cifras interesantes. Allí supuestamente «desmiente» o desmitifica algunas de los mitos asociados a este tipo de prácticas.
Texto en inglés. Enlace al artículo.
¡Y falta lo mejor!
Si llegaron hasta acá abajo, se merecen algo más. A continuación los datos de la próxima charla que será en el mes de Diciembre.
¡Gracias por leer!
Ignacio Ortuondo es un actor y director de doblaje de Argentina, nacionalizado Uruguayo. Además es el presidente de Likan Studios.
Pueden encontrarlo en IG como @ignaciortuondo